jueves, 20 de enero de 2011

La limpiadora enmascarada


Una mañana que nos quedamos en Peña Linda nos limpiaron la habitación. La limpiadora, con delicadeza y sigilo, entró y se puso a recoger y a barrer del suelo la arena que se cuela por las muchas rendijas de la cabaña... Sin prisa, ni falta que hacía, pero con la decisión de quien hace lo mismo de forma repetitiva, repasó el baño, hizo las camas... Siempre envuelta en el permanente rugido del mar y del viento que deforman y difuminan los contornos de cualquier otro sonido. Únicamente, la llamada de uno de los operarios de mantenimiento que la reclamó, interrumpió su trabajo... Con la faena terminada y el mismo sigilo de la entrada, la limpiadora enmascarada... dejó la habitación.

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