Abres una ventana y los sonidos del exterior invaden el oído, la mente y el cuerpo. Los pájaros...campanas...voces...el tren, un avión se encuentran en la frontera de la realidad. Mientras, eterno e impasible, el árbol de Anne, susurra, ajeno, el discreto rastro de su abrupta despedida.
Dibujo: Gènia Trallero
Ver El árbol de Anne en un mapa más grande
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