TALLER DE ESCRITURA & PASEO SONORO
Del 15 al 17 de junio en Valensole (Francia)
Una experiencia peculiar y apasionante
A aquellas personas que disfrutan de caminar, escribir, soñar y explorar, este taller está dirigido a apasionados de la escritura y los universos sonoros, permite redescubrir la textura de las palabras y los sonidos que nos constituyen y acompañan nuestras vidas.
Como fondo, la provincia de Giono, campos de lavanda que se pierden a la vista.
Un anticipo sonoro:
Folleto informtivo:
Contacto: atelier-caractere@orange.fr
cien mil orejas
miércoles, 5 de junio de 2019
miércoles, 24 de abril de 2019
Protestar contaminando zonas ya contaminadas
El lunes 18 de marzo por la mañana se realizó una protesta convocada por Serintra (asociación de transportistas autónomos del puerto de Barcelona), consistente en una marcha lenta por la ciudad durante cinco horas, lo que implicaba la circulación de incontables cabezas tractoras de camión sin remolque por diferentes vías urbanas. En su marcha lenta, los conductores accionaban diferentes señales acústicas (cláxones, bocinas, sirenas, etc) de manera caprichosa, discontinua, imprevisible y aleatoria, con lo que se generaban por momentos niveles de presión sonora muy considerables (especialmente cuando varios cláxones y bocinas coincidían en el espacio y el tiempo).
Esta es una muestra tomada en la confluencia de Joaquim Pou, Julian Portet i Via Laietana y pretende señalar la colisión que se produce entre el legítimo derecho a la protesta y la obligación de la administración de proteger la salud y el bienestar de las personas que viven, pasan, estudian, trabajan o están convalecientes en las inmediaciones de esta calle, ya muy saturada por el tráfico habitual.
No resulta sencillo dar respuesta a esta cuestión porque la legítima alteración del medio ambiente (particularmente el medio acústico) es un elemento indisociable de la protesta: caceroladas, bocinas, músicas, coros y cánticos, petardos, sirenas. Pero colisiona directamente con el derecho a un entorno saludable en el que desarrollar las actividades cotidianas sin injerencias ni intromisiones nocivas también resulta incuestionable.
La respuesta debe provenir del análisis de las particularidades de las prácticas de la protesta en cuestión, así como de la consideración de las características propias del fenómeno acústico y, finalmente, de la valoración del impactos sobre la salud y el desarrollo de las actividades cotidianas de la población.
Ponderando estos elementos podremos vislumbrar qué nivel de ruido puede ser legítimo en una protesta y en qué circunstancias ese ruido debe cesar.
En relación a la práctica cabe señalar que una marcha lenta, que es lo que se convocó, tiene, por si misma, sus implicaciones en la calidad del aire por las emisiones de gases contaminantes propias de los vehículos protagonista de la marcha. Sin embargo, la decisión de los conductores (no sé si prevista y no comunicada o espontánea) de hacer sonar cláxones, bocinas y otras señales acústicas en su recorrido por la ciudad convierte esta segunda cuestión, la de la la contaminación del aire por ruido en protagonista del episodio que vivimos durante cinco horas esa mañana.
En primer lugar cabe señalar que los elementos de señalización acústica de la que disponen estos vehículos están pensados para entornos abiertos (no urbanos) y muy ruidosos como son los puertos industriales, lo que supone elevar la potencia e intensidad de dichas señales a niveles que resultan inapropiados en entornos urbanos. Si, además, añadimos la coincidencia de varias señales al mismo tiempo, lo que amplifica la intensidad del conjunto, ya tenemos un elemento que por sí mismo hace inapropiado el uso y, especialmente el abuso, de este recurso.
Otra cuestión relevante es la diversidad y variedad de bocinas, sirenas y demás, lo que produce una variabilidad en el estímulo que se percibe con evidentes consecuencias en la fatiga mental.
Por si fuese poco, a la coincidencia de señales y la variabilidad de sonidos, cabe añadir la imprevisibilidad del patrón de repetición de cada señal (unas veces el sonidos es continuo y de duración indeterminable y otras son secuencias de señales cortas repetidas tantas veces como el camionero decida en cada momento).
Y si esto lo extendemos a lo largo y ancho de cinco horas, nos situamos en un ambiente insalubre y contaminado, que imposibilita cualquier actividad para la que se requiera una mínima concentración o se asiente en una comunicación fluida (como es el caso de la educación). Y además, hay que considerar los efectos fisiológicos y psicológicos, no tan evidentes pero científicamente demostrados (sobresaltos continuos, fatiga mental, subida de tensión, taquicardias, estrés, irritabilidad; ver guías de la Organización Mundial de la Salud). Y este clima, extendido sin información previa (La Policía Local desconocía la duración de la protesta) a lo largo de cinco horas supone una agresión a la salud de las personas, especialmente los más sensibles (embarazadas, menores, ancianos y enfermos) desproporcionada a la legítima reivindicación y visibilización (en este caso responde mejor a la idea de hacerse oir) de un conflicto laboral.
Si añadimos que la Vía Laietana es uno de los lugares que soporta un mayor índice de contaminación (tanto por partículas, como por ruidos, ver Mapa de Ruido), nos encontramos con que los transportistas, para hacer audible su protesta, pasan por los lugares más contaminados de la ciudad y refuerzan hasta extremos irresponsables las emisiones muy por encima de los niveles recomendados. Así, nos situamos frente a lo que podría denominarse un Episodio de Contaminación (en la terminología de la normativa que se aplica a la contaminación partículas y que no existe para casos de contaminación por ruido a pesar de que su incidencia en la salud de las personas es similar, ver artículo publicado por ISGBarcelona)Acústica completamente desatendido por las instituciones.
Esa falta de protocolo de actuación (toma de muestras, consulta a expertos, adopción de decisiones y aplicación de las acciones necesarias para a reducir, o eliminar cuando es posible, la causa del Episodio de Contaminación) permite inferir una lesiva inconsciencia o dejadez en relación a la necesidad de su existencia y deja a los ciudadanos a la merced del capricho de unos transportistas que legítimamente deciden 'hacerse oir', pero que irresponsablemente e inconscientemente optan por una forma de protesta con un importante (difícil de cuantificar pero innegable) impacto sobre la salud de las personas y el normal desarrollo de la vida cotidiana.
miércoles, 28 de septiembre de 2016
La superilla de Poblenou
Punto1 |
Punto 2 |
(Imágenes cedidas por Màxim Castillo)
La nueva superilla que está implantando el Ayuntamiento de Barelona en el distrito de Sant Martí, próxima a Poblenou, (22@), está suscitando bastante polémica en las últimas semanas con un amplio abanico de argumentos a favor (encauzar el tráfico, mejorar la vida de las personas que viven en estos barrios, crear espacios y sinergias vecinales…) y en contra (reducción del espacio de aparcamiento, ampliación de los tiempos en los recorridos, posibles perjuicios para los comercios). Por ese motivo el pasado lunes 19 de septiembre me acerqué hasta la superilla de Poblenou con la intención de realizar algunas grabaciones que me ayudaran a calibrar el impacto acústico de dicha medida.
La nueva superilla que está implantando el Ayuntamiento de Barelona en el distrito de Sant Martí, próxima a Poblenou, (22@), está suscitando bastante polémica en las últimas semanas con un amplio abanico de argumentos a favor (encauzar el tráfico, mejorar la vida de las personas que viven en estos barrios, crear espacios y sinergias vecinales…) y en contra (reducción del espacio de aparcamiento, ampliación de los tiempos en los recorridos, posibles perjuicios para los comercios). Por ese motivo el pasado lunes 19 de septiembre me acerqué hasta la superilla de Poblenou con la intención de realizar algunas grabaciones que me ayudaran a calibrar el impacto acústico de dicha medida.
Aquí dejo el resultado para que cada uno valore…
Punto 1.- Ciutat de Granada / Almogàvers
Punto 2.- Ciutat de Granada / Tànger
Al escuchar estos cortes, me quedo con dos impresiones (porque con dos grabaciones no se pueden extraer conclusiones): por un lado resulta evidente que la presión acústica en una y otra esquina es muy diferente. Sin duda lo que podríamos llamar el “stress acústico” es mucho menor dentro de la isla que fuera de la misma.
La segunda es que al reducir la intensidad del rumor continuo del tráfico, los sonidos que se escuchan en la zona tranquila resultan más intensos y, en ocasiones, invasivos que aquellos que se producen entre una nube acústica de mayor intensidad. Eso puede hacer que los sonidos que se produzcan (motos, trabajos, señales acústicas, músicas, voces…) puedan resultar más molestos.
Es cierto que la zona está en obras (Pere IV) y eso hace más difícil tener una impresión clara de cómo será el barrio cuando acaben las obras, y será necesario un tiempo para sacar conclusiones. Pero, desde la perspectiva acústica, los beneficios de la redefinición del uso de los espacios urbanos (y en especial los destinados a la circulación de vehículos de motor) parecen evidentes.
Info:
- Entrevista a Salvador Rueda (BTV): http://www.btv.cat/alacarta/terricoles/46530/?v=0.1738297525608401?v=1474999729
- Una reflexión en relación a la superilla:
- Nota de la AA.VV. de Poblenou (aparece en el texto anterior): http://favb.cat/node/1087
- Campaña para que se anule el proyecto piloto de la superilla de Poblenou: https://www.change.org/p/ajuntament-barcelona-no-a-la-superilla-del-poblenou
martes, 20 de septiembre de 2016
Olas y pájaros en Cala Turqueta
El coche lo dejamos en una zona de aparcamientos, bajando por el camino de la Marjal Vella. Al llegar a Cala Turqueta optamos por continuar caminando hasta la Cala Macarelleta y un poco más allá, Cala Macarella. Al atardecer volvimos y me quedé un rato parado escuchando... y grabando el mar…: las olas… el agua… el chisporroteo de la espumilla que coronas los amables y absorbentes vaivenes del mar con la fina y porosa arena…
A los pocos minutos nos alejamos de aquel cadencioso y envolvente trajín para adentrarnos en el no menos envolvente bosque acompañados de diversos trinos y llamadas de algunos pájaros mientras nos alejábamos de la playa.lunes, 11 de abril de 2016
Inmersión acústica en la materia y el espacio
No es frecuente observar un edificio por los sonidos que lo constituyen, lo caracterizan y le dan esa discreta pero profunda identidad. Y precisamente por eso, reflexionar, captar y presentar el lado audible de un espacio y los elementos que lo constituyen (puertas, escaleras, salas, suelos, pero también cajas de cuadros eléctricos, dispositivos varios, instalaciones…), llegando incluso hasta la intimidad de la materia de la que están hechos; nos abre una puerta a una experiencia de escucha creativa muy estimulante. Porque aún sin conocer el Centro de Cultura Antiguo Instituto de Gijón, y ni siquiera haber visto las imágenes que ilustran este trabajo antes de escribir estas líneas, los momentos que brinda “Edificio Resonante” estimulan y alimentan una impresión, una emoción y un recuerdo que, de alguna forma, une a quien lo escucha a este edificio, a quienes lo construyeron, lo habitaron, lo rehabilitaron; y a quienes, a día de hoy, le dan vida.
Por supuesto, esos golpes, chirrido, vibraciones, crujidos, campos magnéticos, reverberaciones y demás fenomenología que puebla esta obra, te unen, a través de una conexión invisible, a su creador. Juanjo Palacios no es alguien desconocido para mí: La Escucha Atenta (LEA) publicó mi único trabajo, participé en “La mina y sus sonidos” (un proyecto desarrollado en LABoral, en Oviedo), asistí a su actuación en Deriva Sonora (Museo Reina Sofía) cuando ya conocía Senda Sonora (en tándem con Edu Comelles), hasta he tenido la oportunidad de acercarme a una de las sesiones del proyecto Mapa Sonoru); y le sigo, a distancia virtual, en su incesante y certera actividad.
Su trabajo, como en otras ocasiones, me transmite esa sobriedad relajada y esa sencillez exquisita que conduce suavemente a un universo de texturas inaccesibles y espacios dislocados, de diálogos entre bisagras y pulsos inaprensible; de zumbidos inauditos, de voces intuidas, de siseos y crujidos ensoñados. Un universo que transporta de ambientes industriales a espacios reverberantes, de la intimidad de los objetos animados a las metalizadas lluvias cotidianas. Un universo por el que resulta muy emocionante transitar, sin más urgencias ni limitaciones que las establecidas por la versión corta o la versión extendida de la composición.
Nada de esto ocurriría sin la destreza y el buen uso de los diferentes recursos, materiales, técnicos y estilísticos que permiten revelar y señalar la dimensión sonora o acústica de este singular y significativo edificio. Una dimensión, física también, pero que, a diferencia de la material, que lo constituye y lo sostiene contra la fuerza de la gravedad y las inclemencias ambientales (incluidas las causadas por las personas); viaja con facilidad sin perder la capacidad de dejar su poso en la experiencia y en la memoria de un oyente distante.
Enlaces:
jueves, 7 de enero de 2016
NY_Soundwalk_MLKJr.Blv.
Aquel domingo decidí darme un paseo por la zona cercana al hostel en el que nos alojamos esos días. En Harlem un domingo por la mañana, mucha gente va a la iglesia (especialmente los mayores) y son pocas las personas que se pasea por la calle… algún coche… los gorriones que revolotean entre los árboles… alguna ambulancia… acompañaban mis pasos. Un camión se aproxima con un furibundo sonido y poco después, entre voces, otro más… La calle es amplias y los edificios de poca altura, por lo que los sonidos que llegan hasta aquí, como el de la ambulancia, pueden venir de la calles adyacentes y hasta de más allá. Con todo, son pocos los sonidos que se escuchan y casi siempre dispersos, aunque por momentos parece que se concentran voces, coches, silbidos, sutiles cantos de pájaros… En esa secuencia, discontinua y desequilibrada, desigual y caprichosa, se puede escuchar el vaciado de un contenedor de vidrio, el paso de un tren, skaters, camiones, aviones, risas, silbidos y diversas señales sonoras incrustadas en la más descuidada cotidianidad.
miércoles, 15 de abril de 2015
NY_Soundwalk_St Nicholas Terrace
A primera hora de la tarde subimos hacia la parte alta de Manhattan. Sin saber muy bien hacia donde dirigir nuestros pasos, subimos por un camino que asciende a la altura de la W135 Street, hasta Saint Nicholas Terrace, envueltos entre el rumor de aviones, los insistentes botes de un balón de baloncesto, pájaros y el ruido de un autobús. Al llegar a la parte alta, tuvimos la posibilidad de escuchar menos ruido de tráfico, lo que nos permitió apreciar con mejor nitidez los cantos de los pájaros que salpican sus llamadas entre aviones, chirridos y motores lejanos, algún claxon… También en algunos instantes, normalmente cuando pasabamos por una zona arbolada, parecía que todos los sonidos se atenuaban, como si el silencio quisiese apoderarse de la escena. Pero es difícil no escuchar ningún coche, ningún pájaro o, especialmente, ningún avión que se acerque o se aleje en su camino hacia o desde el aeropuerto... Con todo, a veces hasta los pasos se hacen protagonistas, alternando con el canto de algún gorrión, una sirena o alguna discreta bicicleta...
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